TEORIA DE LA PERSONALIDAD
Erik
Erikson
1902-1994
Biografía
Erik Erikson nación en Frankfurt, Alemania el 15 de junio
de 1902. Su patrimonio está rodeado de cierto misterio. Su padre biológico fue
un danés desconocido que abandonó a su madre justo cuando nació Erik. Su madre,
Karla Abrahamsen, fue una joven judía que le crió sola durante los tres
primeros años de la vida de Erik. En este momento, se casó con el Dr. Theodor
Homberger, el pediatra de él y se mudaron a Karlsruhe en el sur de Alemania.
Después de finalizar la secundaria, Erik decidió ser
artista. Cuando no asistía a clases de arte, vagaba por Europa, visitando
museos y durmiendo bajo los puentes. Vivió una vida de rebelde descuidado
durante mucho tiempo, justo antes de plantearse seriamente qué hacer con su
vida.
Cuando cumplió los 25 años, un amigo suyo, Peter Blos
(artista y más tarde psicoanalista), le sugirió que aplicara para una plaza de
maestro en una escuela experimental para estudiantes americanos dirigida por
Dorothy Burlingham, una amiga de Anna Freud. Además de enseñar arte, logró un
certificado en educación Montessori y otro de la Sociedad Psicoanalítica de
Viena. Fue psicoanalizado por la misma Anna Freud. Mientras estuvo allí,
conoció a una profesora de danza teatral en la escuela mencionada. Tuvieron
tres hijos, uno de los cuales más tarde sería sociólogo.
Erikson
aceptó un puesto de trabajo en la Escuela de Medicina de Harvard y practicó
psicoanálisis de niños en su consulta privada. En este tiempo, logró codearse
con psicólogos de la talla de Henry Murray y Kurt Lewin, así como los antropólogos
Ruth Benedict, Margaret Mead y Gregory Bateson. Creo que no sería exagerado
decir que estos autores tuvieron tanta influencia en Erik, como la tuvo Sigmund
sobre Anna Freud.
Más tarde enseñó en Yale y luego en la Universidad de
California en Berkeley. Fue durante este período cuando Erik Erikson realizó
sus estudios sobre los indios Dakota y los Yurok. Cuando obtuvo su ciudadanía
americana, adoptó oficialmente el nombre de Erik Erikson; nadie sabe por qué
escogió este nombre.
En 1950 escribe “Childhood and Society”, libro que
contenía artículos de sus estudios de las tribus americanas, análisis de Máximo
Gorky y Adolfo Hitler, así como una discusión de la “personalidad americana y
las bases argumentales de su versión sobre la teoría freudiana. Estos temas (la
influencia de la cultura sobre la personalidad y el análisis de figuras
históricas) se repitieron en otros trabajos, uno de los cuales, La Verdad de
Ghandi, obtuvo el premio Pulitzer y el Premio Nacional del Libro.
Durante
el reinado de terror del senador Joseph McCarthy en 1950, Erikson abandona
Berkeley cuando se les pide a los profesores que firmen un “compromiso de
lealtad”. A partir de este momento, Erik pasa 10 años trabajando y enseñando en
una clínica de Massachussets y posteriormente otros 10 años más de vuelta en
Harvard. A partir de su jubilación en 1970, no deja de escribir e investigar
durante el resto de su vida. Muere en 1994.
Teoría
Erikson
es un psicólogo del Yo freudiano. Esto significa que acepta las ideas de Freud
como básicamente correctas, incluyendo aquellas debatibles como el complejo de
Edipo, así como también las ideas con respecto al Yo de otros freudianos como
Heinz Hartmann y por supuesto, Anna Freud.
El Principio Epigenético
Erikson
es muy conocido por su trabajo sobre la redefinición y expansión de la teoría
de los estadios de Freud. Establecía que el desarrollo funciona a partir de un principio
epigenético. Postulaba la existencia de ocho fases de desarrollo que se
extendían a lo largo de todo el ciclo vital.
Nuestros
progresos a través de cada estadio está determinado en parte por nuestros
éxitos o por los fracasos en los estadios precedentes.
Cada
fase comprende ciertas tareas o funciones que son psicosociales por
naturaleza.
Las
diversas tareas descritas por el autor se establecen en base a dos términos:
una es la tarea del infante, llamada “confianza-desconfianza”.
Cada
fase tiene un tiempo óptimo también. Es inútil empujar demasiado rápido
a un niño a la adultez, cosa muy común entre personas obsesionadas con el
éxito. No es posible bajar el ritmo o intentar proteger a nuestros niños de las
demandas de la vida. Existe un tiempo para cada función.
Si
pasamos bien por un estadio, llevamos con nosotros ciertas virtudes o
fuerzas psicosociales que nos ayudarán en el resto de los estadios de nuestra
vida. Por el contrario, si no nos va tan bien, podremos desarrollar maladaptaciones
o malignidades, así como poner en peligro nuestro desarrollo
faltante.
Niños
y adultos
Quizás
la innovación más importante de Erikson fue la de postular no 5 estadios como
Freud había hecho, sino 8. Erik elaboró tres estadios adicionales de la adultez
a partir del estadio genital hasta la adolescencia descrito por Freud. Ninguno
de nosotros nos detenemos en nuestro desarrollo (sobre todo psicológicamente)
después de los12 o 13 cumpleaños. Parece lógico estipular que debe haber una
extensión de los estadios que cubra el resto de nuestro desarrollo.
Estadio I
El
primer estadio, el de infancia o etapa sensorio-oral comprende el primer
año o primero y medio de vida. La tarea consiste en desarrollar la confianza
sin eliminar completamente la capacidad para desconfiar.
También,
a través de las respuestas paternas, el niño aprende a confiar en su propio
cuerpo y las necesidades biológicas que van con él.
Si
los padres son desconfiados e inadecuados en su proceder; si rechazan al
infante o le hacen daño; si otros intereses provocan que ambos padres se alejen
de las necesidades de satisfacer las propias, el niño desarrollará
desconfianza. Será una persona aprensiva y suspicaz con respecto a los demás.
De
hecho, aquellos padres que son sobreprotectores; que están ahí tan pronto el
niño llora, le llevarán a desarrollar una tendencia maladaptativa que Erikson
llama desajuste sensorial, siendo excesivamente confiado, incluso
crédulo. Esta persona no cree que alguien pudiera hacerle daño y usará todas
las defensas disponibles para retener esta perspectiva exagerada.
Si
se logra un equilibrio, el niño desarrollará la virtud de esperanza, una
fuerte creencia en la que se considera que siempre habrá una solución al final
del camino, a pesar de que las cosas vayan mal. Uno de los signos que nos
indican si el niño va bien en este primer estadio es si puede ser capaz de
esperar sin demasiado jaleo a demorar la respuesta de satisfacción ante una
necesidad: mamá y papá no tienen por qué ser perfectos; confío lo suficiente en
ellos como para saber esta realidad; si ellos no pueden estar aquí
inmediatamente, lo estarán muy pronto; las cosas pueden ser muy difíciles, pero
ellos harán lo posible por arreglarlas.
Estadio II
El segundo estadio corresponde al llamado estadio anal-muscular
de la niñez temprana, desde alrededor de los 18 meses hasta los 3-4 años de
edad. La tarea primordial es la de alcanzar un cierto grado de autonomía,
aún conservando un toque de vergüenza y duda.
Si papá y mamá (y otros cuidadores que entran en escena
en esta época) permiten que el niño explore y manipule su medio, desarrollará
un sentido de autonomía o independencia. Los padres no deben desalentarle ni
tampoco empujarle demasiado. Se requiere, en este sentido, un equilibrio. La
mayoría de la gente le aconsejan a los padres que sean “firmes pero tolerantes”
en esta etapa, y desde luego el consejo es bueno. De esta manera, el niño
desarrollará tanto un autocontrol como una autoestima importantes.
Por
otra parte, en vez de esta actitud descrita, es bastante fácil que el niño
desarrolle un sentido de vergüenza y duda. Si los padres acuden de inmediato a
sustituir las acciones dirigidas a explorar y a ser independiente, el niño
pronto se dará por vencido, asumiendo que no puede hacer las cosas por sí
mismo. Debemos tener presente que el burlarnos de los esfuerzos del niño puede
llevarle a sentirse muy avergonzado, y dudar de sus habilidades.
Estadio III
Este
es el estadio genital-locomotor o
la edad del juego. Desde los 3-4 hasta los 5-6 años, la tarea fundamental es la
de aprender la iniciativa
sin una culpa exagerada.
La
iniciativa sugiere una respuesta positiva ante los retos del mundo, asumiendo
responsabilidades, aprendiendo nuevas habilidades y sintiéndose útil. Los
padres pueden animar a sus hijos a que lleven a cabo sus ideas por sí mismos.
Debemos alentar la fantasía, la curiosidad y la imaginación. Esta es la época
del juego, no para una educación formal. Ahora el niño puede imaginarse, como
nunca antes, una situación futura, una que no es la realidad actual. La
iniciativa es el intento de hacer real lo irreal.
Pero
si el niño puede imaginar un futuro, si puede jugar, también será responsable…y
culpable. Si mi hijo de dos años tira mi reloj en el váter, puedo asumir sin
temor a equivocarme que no hubo mala intención en el acto. Era solo una cosa
dando vueltas y vueltas hasta desaparecer. ¡Qué divertido!. ¡Pero si mi hija de
cinco años lo hace…bueno, deberíamos saber qué va a pasar con el reloj, qué
ocurrirá con el temperamento de papá y que le ocurrirá a ella!. Podría sentirse
culpable del acto y comenzaría a sentirse culpable también. Ha llegado la
capacidad para establecer juicios morales.
Estadio
IV
Esta
etapa corresponde a la de latencia, o aquella comprendida entre los 6 y
12 años de edad del niño escolar. La tarea principal es desarrollar una
capacidad de laboriosidad al tiempo que se evita un sentimiento excesivo
de inferioridad. Los niños deben “domesticar su imaginación” y dedicarse
a la educación y a aprender las habilidades necesarias para cumplir las
exigencias de la sociedad.
Estadio V
Esta etapa es la de la adolescencia, empezando en
la pubertad y finalizando alrededor de los 18-20 años. (Actualmente está claro
que debido sobre todo a una serie de factores psicosociales, la adolescencia se
prolonga más allá de los 20 años, incluso hasta los 25 años. N.T.). La tarea
primordial es lograr la identidad del Yo y evitar la confusión de
roles. Esta fue la etapa que más interesó a Erikson y los patrones
observados en los chicos de esta edad constituyeron las bases a partir de la
cuales el autor desarrollaría todas las otras etapas.
La identidad yoica significa saber quiénes somos y cómo
encajamos en el resto de la sociedad. Exige que tomemos todo lo que hemos
aprendido acerca de la vida y de nosotros mismos y lo moldeemos en una
autoimagen unificada, una que nuestra comunidad estime como significativa.
Hay
cosas que hacen más fácil estas cuestiones. Primero, debemos poseer una
corriente cultural adulta que sea válida para el adolescente, con buenos
modelos de roles adultos y líneas abiertas de comunicación.
Estadio
VI
Si hemos podido llegar esta fase, nos
encontramos entonces en la etapa de la adultez jóven, la cual dura entre 18 años hasta los 30
aproximadamente. Los límites temporales con respecto a las edades en los
adultos son mucho más tenues que en las etapas infantiles, siendo estos rangos
muy distintos entre personas. La tarea principal es lograr un cierto grado de intimidad, actitud opuesta a
mantenerse en aislamiento.
La intimidad supone la posibilidad de estar
cerca de otros, como amantes, amigos; como un partícipe de la sociedad. Ya que
posees un sentimiento de saber quién eres, no tienes miedo a “perderte” a ti
mismo, como presentan muchos adolescentes. El “miedo al compromiso” que algunas
personas parecen presentar es un buen ejemplo de inmadurez en este estadio. Sin
embargo, este miedo no siempre es tan obvio.
Estadio
VII
Este estadio corresponde al de la adultez media. Es muy difícil
establecer el rango de edades, pero incluiría aquel periodo dedicado a la
crianza de los niños. Para la mayoría de las personas de nuestra sociedad,
estaríamos hablando de un período comprendido entre los 20 y pico y los 50 y
tantos. La tarea fundamental aquí es lograr un equilibrio apropiado entre la productividad (también
conocido en el ámbito de la psicología como generabilidad. N.T.) y el estancamiento.
La productividad es una extensión del amor
hacia el futuro. Tiene que ver con una preocupación sobre la siguiente
generación y todas las demás futuras. Por tanto, es bastante menos “egoísta”
que la intimidad de los estadios previos: la intimidad o el amor entre amantes
o amigos, es un amor entre iguales y necesariamente es recíproco.
Aunque la mayoría de las personas ponen en
práctica la productividad teniendo y criando los hijos, existen otras maneras
también. Erikson considera que la enseñanza, la escritura, la inventiva, las
ciencias y las artes, el activismo social complementan la tarea de
productividad. En definitiva, cualquier cosa que llene esa “vieja necesidad de
ser necesitado”.
El estancamiento, por otro lado, es la
“auto-absorción”; cuidar de nadie. La persona estancada deja de ser un miembro
productivo de la sociedad.
Al final, estas personas tampoco logran
contribuir algo a la sociedad. Estoy seguro de que todos ustedes conocerán a
alguien inmerso en un sinnúmero de actividades o causas; o tratan da tomar
todas las clases posibles o mantener tantos trabajos…Al final, no tienen ni
siquiera tiempo para hacer ninguna de estas actividades.
Estadio
VIII
Esta última etapa, la delicada adultez tardía o madurez, o
la llamada de forma más directa y menos suave edad de la vejez, empiezan
alrededor de la jubilación, después que los hijos se han ido; digamos más o
menos alrededor de los 60 años. Algunos colegas “vejetes” rabian con esto y
dicen que esta etapa empieza solo cuando uno se siente viejo y esas cosas, pero
esto es un efecto directo de una cultura que realza la juventud, lo cual aleja
incluso a los mayores de que reconozcan su edad. Erikson establece que es bueno
llegar a esta etapa y si no lo logramos es que existieron algunos problemas
anteriores que retrasaron nuestro desarrollo.
Esta etapa parece ser la más difícil de
todas, al menos desde un punto de vista juvenil. Primero ocurre un
distanciamiento social, desde un sentimiento de inutilidad; todo esto
evidentemente en el marco de nuestra sociedad. Algunos se jubilan de trabajos
que han tenido durante muchos años; otros perciben que su tarea como padres ya
ha finalizado y la mayoría creen que sus aportes ya no son necesarios.
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